La tecnología conlleva a la pérdida de derechos fundamentales

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Jhony Mena

Por Jhony Mena

A pesar de que existen leyes como la Ley 1581 de 2012 que expidió el Régimen General de Protección de Datos Personales, el cual, de conformidad con su artículo 1, tiene por objeto «(.. .)” desarrollar el derecho constitucional que tienen todas las personas a conocer, actualizar y rectificar las informaciones que se hayan recogido sobre ellas en bases de datos o archivos, y los demás derechos, libertades y garantías constitucionales a que se refiere el artículo 15 de la Constitución Política; así como el derecho a la información consagrado en el artículo 20 de la misma.

Que la Ley 1581 de 2012 constituye el marco general de la protección de los datos personales en Colombia. Y de igualmanera el decreto 1377 de 2013.

Empero estas leyes no son suficientes, debido al mal manejo que las grandes compañías hacen de la información privada, ya que Los datos ahora se han convertido en el activo más valioso del mundo, más que el petróleo», dijo Jehane Noujaim, codirectora de Nada es privado, a Newsbeat, de la BBC.

«Hay una lucha en desarrollo por tus datos personales, que ahora se está usando para manipularte para que votes de la forma en que las personas que han comprado tus datos quieren que lo hagas».

No solo se trata de los datos a los que las apps acceden y recopilan, sino de su uso posterior. El usuario no es consciente en muchas ocasiones de cómo las empresas tratan dicha información. Esto ocurre, por ejemplo, con los asistentes de voz. El número de este tipo de dispositivos en uso a nivel mundial no para de crecer. Estadística prevé que en 2019 habrá un total 3.250 millones de asistentes virtuales y espera que se alcancen los 5.110 millones en 2021 y 8.000 millones en 2023.

Los gigantes tecnológicos no han sido transparentes al explicar cómo se utilizan las conversaciones guardadas entre un usuario y el dispositivo. Diferentes medios han revelado en los últimos meses que Amazon, Apple y Google cuentan con empleados que escuchan a diario conversaciones aleatorias que los usuarios mantienen con los asistentes con el objetivo de mejorar el sistema.

Las tres compañías solo han reconocido realizar estas prácticas una vez publicada la información. Ni Samsung ni Microsoft han explicado todavía si también lo hacen. “De alguna manera este tipo de prácticas dañan la reputación de las empresas debido a que puede producir rechazo saber que pueden espiarnos, de manera que maquillan la necesidad de recabar todos los datos que sean posibles, cuantos más mejor, sin respetar el principio de minimización del dato, con la promesa de mejorar la calidad de nuestros servicios”, afirma Ramón Ynat, director de compliance de Entelgy Innotec Security.

“Escalofriante»

Google, Facebook y Apple insisten en que solo escuchan un número extremadamente pequeño de interacciones y que, en ningún caso, las grabaciones se asocian con un usuario concreto. Pero algunos empleados de Amazon pueden acceder a la dirección exacta de los usuarios, según Bloomberg. “Me resulta escalofriante imaginar que alguien pueda acceder a la intimidad de mi hogar y escuchar las conversaciones que pertenecen a mi espacio personal. Sería como vivir expuestos, algo así como vivir en una casa transparente, de cristal”, afirma Laura Burillo, consultora de seguridad y protección de datos de Entelgy Innotec Security.

Los gigantes tecnológicos aseguran que los asistentes solo se activan al pronunciar un comando determinado. Pero ha habido varios casos en los que han almacenado conversaciones privadas. Transcriptores de estas compañías afirman haber escuchado a personas teniendo sexo, hablando acerca de detalles privados como nombres o datos bancarios o pronunciando frases comprometidas como la siguiente: “Lo siento, cariño. No puedo hablar más porque ya está mi pareja en casa”.

Y recuerda lo que ocurrió en 2015 con la web de búsqueda de sexo extramatrimonial Ashley Madison y “los drásticos finales que tuvo para muchas personas una vez que sus secretos fueron revelados”. Unos piratas informáticos publicaron la información personal de más de 30 millones de infieles registrados en la plataforma. La filtración de la información provocó una oleada de chantajes a los usuarios y algunos derivaron incluso en suicidios. Estas conductas están en el terreno penal y se necesita urgente una legislación penal; inclusive podemos asegurar que se puede crear tipos penales trasnacionales de estos hechos de violacion a la información y a tus derechos fundamentales.

El perfilado de los usuarios debe ser punible

Pero no hace falta esconder grandes secretos para darle importancia a la privacidad. De hecho, mi investigación sobre este tema, señala el riesgo de que las compañías hagan un perfilado preciso de cada usuario teniendo en cuenta desde las conversaciones que mantiene con el asistente al uso de diferentes aplicaciones. Así lo explica Juan Pablo Peñarrubia, presidente del Consejo de Colegios de Ingeniería Informática: “Cuando una empresa conoce nuestras agendas detalladas desde hace años, sabe quienes son nuestros conocidos y amigos, y los amigos de nuestros amigos. También nuestras preferencias, incluidas las sexuales, políticas y religiosas. E incluso en qué y cómo gastamos nuestro dinero…”. En definitiva, “llegan a saber más de nosotros que nosotros mismos”.

Esto lleva al usuario no solo a renunciar a su privacidad, sino también “al control de su propia vida”. De esta forma, las compañías pueden llegar a venderle en el momento oportuno una idea, un pensamiento o incluso una ideología política. Facebook analizó datos de más de seis millones de adolescentes australianos y neozelandeses para determinar su estado de ánimo y facilitar a los anunciantes información sobre los momentos en los que se sentían más vulnerables, según un documento de la compañía en Australia filtrado en 2017 por el periódico The Australian.

Además, la compañía de Mark Zuckerberg jugó un papel importante en el Brexit o las últimas elecciones presidenciales estadounidenses. “Al final no deja de ser una forma de control o de manipulación con la intención de interferir en nuestras decisiones, en nuestra libertad para poder elegir libremente, sin injerencias o controles externos”, sostiene Burillo, que recuerda que “el dato está monetizado”.

Lo ideal, según los expertos consultados, es que los usuarios sean conscientes de los riesgos y jueguen un papel activo para salvaguardar su privacidad en la medida de lo posible. Deben  preocuparse por lo que instalan en sus smartphones y controlar los permisos que dan a las apps. También aconseja que si se desinstala una aplicación, se borre también la cuenta de la misma: “De nada sirve desinstalar una aplicación si siguen pudiendo tratar sus datos”. “En definitiva, hay que preocuparse un poco más de la privacidad e intimidad sin caer en la tentación de decir: ‘Total, no tengo nada que esconder’. No podemos perder derechos fundamentales que tanto nos ha costado ganar por un poco de comodidad en nuestra vida o simplemente por el hecho de alimentar nuestro ego en redes sociales”.